Por eso, quiero pedirte disculpas doblemente, primero, por retrasarme un día en la felicitación de tu 69 cumpleaños; segundo, por recordarte la edad que tendrías a día de hoy y preguntarme a mí misma si, en el caso de haber seguido viva, hubieras podido seguir superándote en tu producción musical alimentando aun más nuestros ya afortunados oídos.
Hay quien te pone en duda, tanto a ti, como a otros de los que forman ese maldito club. Creen que la creación del mito surge solo por la muerte, que si bien, en ningún caso han estado exentas de polémicas, se saltan y pisotean las aportaciones que no sólo han servido para dar a luz canciones y trabajos musicales tan magníficos como los que habéis sido capaces de elaborar vosotros mismos, sino que, además, han servido y siguen sirviendo de base e inspiración a multitud de artistas posteriores a vosotros.
En tu caso, aunque muchos podamos tener preferencia por unas u otras de tus canciones, en general, para mí eres la mezcla entre la máxima expresión del rock clásico en lo instrumental, combinada con esa desgarrada y potente voz femenina que corona y da riqueza a la sensualidad que ya de por sí aporta el rock.
Y, si existiera, una guía de 'cómo ser un mito' (que espero que no lo haya), tú cumplirías hasta el último cliché con tu carácter: Inteligente, rebelde, inconformista y crítica, con razón, hacia el mundo que te rodeaba. (Que, si por donde andas, no llegan demasiado las noticias, he de decirte que revolucionaste la música, pero la sociedad sigue estancada en lo mismo).
Te pediría que descanses en paz, pero la verdad es que preferiría que resucitaras por un día y vinieras a hacernos un conciertito en tu propio honor. Pero bueno, seguiré con el Spotify!
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