martes, marzo 02, 2010

El reflejo de una gota de agua

Y entonces, noté un cálido reflejo en su cara...

El agua de la lluvía recorría su rostro de una forma especial. Dibujaba delicadamente sus rasgos, de manera que parecía desnudarse su expresión. Su dulzura, se intuía en sus ojos, su semblante parecía delicado y admirable. De manera simbólica, la lluvia había lavado la suciedad y la solidez de su faz. Había eliminado la dureza y el basto escudo de acero que separaba la realidad de su ente interior y, ahora, sus sentidos permanecían desnudos ante mí.
Mi expresión se tornaba entre la sorpresa y la admiración. Pero ante todo, mi corazón latía ferozmente, dejándome claro a mi misma muchas cosas. Resonaba dentro de mí, tan fuerte, que una tímida sonrisa se me escapó acompañada de una pequeña lágrima que asomaba lentamente por uno de mis ojos.
Por suerte, pude disimular ya que mi cara también estaba llena de gotas, gotas de una magnífica tarde lluviosa como la que hoy contemplo desde mi ventana...