viernes, agosto 28, 2009

Carpe Diem... Disfruta el Momento

Carpe Diem...

Hay pocas frases, o dichos que se quedan marcados en mi vida, pero sin duda para mí, esta es una de ellas. Ultimamente algo en mi interior no deja de gritarme a modo de orden que haga eso. Disfrutar el momento es lo que más me importa ahora mismo.

Pero ahora, la rutina y la monotonía empieza a manifestarse día tras día. Aqui las temperaturas continuan siendo excesivamente elevadas, pero la noche empieza a echarse encima cada vez más pronto, y con ella, comienza a adentrarse ese sentimiento nostálgico que trae consigo el final del verano. Es por ello, que cada momento que pasa vale oro, ya que conforme va volviendo la rutina a nuestras vidas, se va llevando a la vez el calor, el tiempo para tomar unas tapitas, el color tostado de nuestra piel y las ganas de pasear tranquilamente durante una noche tranquila....

Lo peor de las personas es que cuando tenemos algo bueno, siempre queremos algo mejor. No nos solemos conformar con lo que hay, y por ello nos entra miedo, pánico y temor. Temor a volver a esa monstruosa rutina, esa feroz monotonia. Miedo al trabajo y a verle la cara al vecino incordioso de tu piso.

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Lo cierto es que yo todos los veranos vuelvo a tropezar con el mismo "síndrome postvacacional"; el mismo monstruo que me trae nostalgia y tristeza en un bote concentrado de cristal.

Por eso, recuerdo una frase... Carpe Diem, disfruta del momento sea el que sea, y ya no se trata solo de disfrutar, sino de aprovechar. Ahora toca volver de las vacaciones, toca volver al trabajo, a la rutina, a la monotonía... Es momento de demostrar que nos merecemos las próximas vacaciones, aunque solo sea una semana.

La fórmula para ser feliz con muy poco no es tan difícil de encontrar, solo hay que recordar que "La risa nos hace fuertes".

viernes, agosto 07, 2009

Otro día cualquiera...

No se si esto le pasa a mucha gente. Hoy vivo un día cualquiera en todos los sentidos. Trato de sacarle chicha a las horas, aprovechar el tiempo, pero no lo consigo.

Las agujas de mi reloj van avanzando continuamente, y aqui sigo... Dentro de mi cama, con el portatil sobre mis piernas, la almohada entre mi espalda y la pared, y un gran libro de Derecho Civil, que por más páginas que paso, más siguen quedando para su final.

He perdido la consciencia y me he quedado dormida durante más de una hora. Cuando he despertado, ahí seguia en la misma posición que antes, pero con un dolor de cabeza increible. En estos días, la música siempre me sirve de fiel acompañante... Un par de canciones de Vetusta Morla, que me han servido para enlazarme de vuelta al mundo, ya que hasta entonces mi cabeza seguía dando vueltas.

No es por quejarme, pero vivo un día sin vida. Fuera, el sol está quemando, la playa seguramente estará a rebosar de gente... Pero yo hoy no puedo salir de mi cama.

Estoy en una jaula de león, nose que hago aquí, pero a pesar de eso... Soy feliz.
Tu juego me ha dejado así.

martes, agosto 04, 2009

Ni Blanco, Ni Negro...

Esta tarde me he tirado un buen rato pensando, reflexionando y refrescando un poco la cabeza.

Sentada en el murillo del Paseo Marítimo, he contemplado los últimos rayos de sol que le quedaban al día, hasta que poco a poco la noche ha ido cayendo sobre mí y sobre todos los veraneantes que disfrutaban alegremente de un tranquilo y bonito día de playa, ajenos a todo problema o preocupación.

En estas fechas, la playa se divide en dos partes. Por un lado, está la gente que puede tirarse una tarde tomando el sol. Por otro lado estamos el resto de los mortales, que nos tenemos que conformar con un tranquilo paseo. Dicho murillo es una clara linea divisoria, que hace distinguir sin lugar a duda, unos de otros.

Mi intención de esta tarde, era buscar un sitio con bastante tranquilidad donde reflexionar sobre muchas cosas, y donde recuperar un poco la calma que estos días han tratado de robarme, pero cuando llegué a la playa, al ver el tremendo alboroto de gente, caí en la cuenta de que quizás no era la mejor opción, ni el mejor sitio.

Aun así, tomé el rumbo hacia "ningún sentido" y cuando creí oportuno, me senté como decía, en el murillo a contemplar como el sol iba escondiéndose poco a poco. Me tiré durante unos minutos mirando al vacio, con la mente en blanco, hasta que derrepente y sin darme cuenta, empecé a meterme en pequeñas vidas anónimas que ambulaban alrededor mia.

Eran casi las 9 de la noche, y ahí estaba yo... Sentada de cualquier manera con mi pequeña libretilla y un bolígrafo, apuntando sobre el papel todo lo que se me iba pasando en esos momentos por la cabeza.

Después de casi una hora y media allí sola, he compartido (sin permiso) algunas vidas increibles, que me han transmitido muchisima felicidad, porque para ser feliz y estar agusto, no hace falta mucho. Las cositas más pequeñas y más insignificantes son las que hacen que la vida tenga todo el sentido del mundo, son las que sin darnos cuenta, llenan nuestros días de grandes momentos.

Ahí estaba yo... Sola, con la ropa del trabajo, un boli, un papel, unas bonitas vistas y compartiendo interiormente la alegria de las otras personas, y sin querer, las lágrimas empezaron a deslizarse por mi cara. Eran incontenibles, pesaban mucho, no podía aguantarlas, pero no todo es para siempre, a veces es mejor dejar marchar ciertas cosas en la vida, para que puedan caber otras mejores.


Después de todo... Vuelvo a sentirme un poco mejor...