Grita Libertad...

Haz callar a los presos de la ignorancia. A aquellos que llenan sus vacías cabezas de rumores, cotilleos y mentiras, producto del aburrimiento. Aquellos que no ven mundo más allá de sus narices. Aquellos dueños de la ley de la muchedumbre. La ley de muchos, sometida a la voluntad de lo que todo el mundo entiende como bueno y normal, y rechazando todo aquello que sobresale de ese círculo.

No sois libres, sois borregos de la sociedad, atados a lo que "el otro dice que dijo".
Valores como la verdad, la tolerancia, el trabajo, la independencia y la humildad, están demasiado lejos para vosotros. No tengo más obligación que tener respeto hacia vosotros, respeto... ¿Sabeis qué significa?

No obstante, seguiré callada, observando como meteis la pata una y otra vez. Sufriendo vuestra falta de entendimiento y riendome de vuestra brutal simplicidad.

Me quedaré callada, pero en mi interior, una voz seguirá gritando libertad...

¿Qué es el amor?

Me gustaría poseer la facultad de controlar mis sentimientos. Tener un amplio menú donde poder elegirlos, un abanico abierto donde seleccionar en cada momento cuál es el que quiero. Que el impulso se vuelva racional, que la claridad, la minuciosidad y el orden, borren el estado caótico que lleva el rey de los impulsos a desordenar y desamueblar la cabeza y el corazon.

Sin lugar a duda, este "rey" de los impulsos, no es otro, que el amor.

Amor...
¿Qué es amar?
¿Es deseear?
¿Es echar de menos?
¿Es una rutina, una monotonía?
¿Es algo bueno, algo malo?
¿Qué significa amar a alguien?
¿Significa... desearle, admirarle, protegerle, o... quizás... absorverle, poseerle y controlarle?
¿Alguien podría dar respuesta a alguna de mis preguntas?

Soy amante de la naturalidad de una persona, de la casualidad de las circunstancias, amo los días inesperados que me llevan a reir a carcajadas al lado de una persona a la que quiero. Adoro, los momentos de locura que surgen de la casualidad y que llevan a preguntarme cómo sucedieron. Admiro las veces que me dejo llevar por mi apetito, por lo que me apetece, momentos en los que reinan la libertad de uno mismo.

Amar es bonito, pero... ¿El amor nos hace libres?
Sinceramente, creo que no. Somos presos de un sentimiento, que no es un sentimiento, es el "rey". Un dictador, un emperador que se adueña de nuestro cuerpo, que no nos deja pensar con claridad, no nos deja actuar con naturalidad. El amor es impredecible e incontrolable. Pisotea nuestros prinpios más nuestros, nuestros pilares como personas, el amor los aplasta cual bestia gigante pasara sobre nuestro cuerpo. No somos dueños de nosotros, no podemos elegir, por tanto, no somos libres.

No obstante, amar es bonito, amar tiene cuatro letras, dos de ellas llevan la mejor parte de nuestra personalidad; las otras dos, contienen lo más oscuro, lo más negro, lo peor que se puede sacar de nuestro interior. Éstas primeras dos letras, nos llevan a la gloria, a la realización y la perfección. Las otras dos, es el camino hacia el odio.


Amar es bonito, es precioso; es malo, hace daño...
...a pesar de todo, amo amar. Creo que Te Amo, pero no quiero que lo sepas.





*Imagen: No existe imagen que describa lo que siento

Una noche extraña

Son las 5 de la mañana... la noche se me hace eterna. Apenas llevo durmiendo 4 horas, pero no puedo más. Tengo una especie de empacho de sueño.

Anoche estuve dando un buen paseo por la playa, observando como los días se van pareciendo y van tomando cada vez más color de invierno. No es mi pasíon estar sola, pero no se qué tiene la playa, que me ayuda tanto a desconectar y a cavilar sobre mi vida. Es uno de los pocos momentos en los que encuentro tranquilidad.

Son muchas las ideas que me rondan la cabeza, y las ganas de cambiar me invade y me llena. No se trata de pequeños cambios, sino de dar pasos grandes en mi vida, mirar hacia lo que siempre he querido hacer, y dar esos pasos hacia ello. No es fácil, pero tampoco imposible. No se trata de andar sin rumbo como lo hacía antes en la playa, sino de hacerlo marcándose una meta, para la cual, siempre hay un camino.

Como dijo Napoleón: "La batalla más difícil, la tengo cada día conmigo mismo"

Todo el mundo tiene su momento de lucidez de vez en cuando, y por ello, en esta afirmación no le quito la razón al emperador. Somos tan capaces de conseguir algo valioso, como de ponernos todas las trabas posibles para no hacerlo. Somos los máximos culpables de lo que nos sucede, y de nosotros dependen muchas de las decisiones que tomamos, pero a veces, los prejuicios, los miedos o la falta de autoestima es la peor adversidad que puede toparse con nosotros en el camino.


Ahora mismo son las 5:30... la luz del día que caía sobre mi espalda mientras caminaba, está volviendo a aparecer por mi ventana. La tranquilidad es absoluta, el cantar de unos pajarillos acompaña la musicalidad del silencio, que queda perturbado de vez en cuando por algún ladrido, o algún sonido de motor. Parece no haber vida a las 5:30 de un jueves por la mañana, pero ahí fuera hay gente yendo a trabajar. Aun es muy temprano para mí, asique vuelvo a la cama, a seguir revolviendo mis sábanas, y mi cabeza...

6.00h... Todo vuelve a la normalidad.