jueves, abril 01, 2010

Viaje en paralelo...

Necesito tranquilizarme, respirar profundamente… Borrar de mi cabeza multitud de cosas innecesarias, absorber la tranquilidad que emana de esta plácida tarde de sol. La brisa del aire golpea lentamente en mi cara, el sonido de algún pájaro revoloteando por el alrededor se cuela en mi mente. El ritmo de mi respiración se coordina con el que la naturaleza va marcando de forma aleatoriamente perfecta, mi pecho se mueve en sintonía. Comienzo a respirar un olor distinto a mi alrededor, cada uno de mis sentidos cobra una mágica atención sobre mí. Adoro este momento. Estoy llegando al final del viaje…

Pero de manera espontánea, el carril por el que se deslizaba mi vagón hacia el ensueño, comienza a hacer un estridente sonido, las ruedas empiezan a chirriar derramando en mis oídos aire lleno de ruido, una sombra negra que no lleva más que desasosiego, desesperación y tristeza… Las ideas de calma explotan en mi cabeza, cual pompa de agua choca violentamente contra las manos de un niño pequeño. La tormenta borra al sol del cielo, inunda de nubes el paisaje… Los sentidos se tornan ariscos, mi nariz se entumece a causa de la falta de oxígeno, una tos ahogada domina mi cuerpo. El tren se para, no puede seguir, su combustible se ha agotado, y su rumbo se ha descarrilado. Ahora tiene que volver a encontrar la vía hacia un nuevo paisaje despejado, volver a encontrar una nueva fuente de energia, y esta vez que no contamine…

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