¿Y ahora qué?

Siempre he pensado que la vida es un camino donde se abren y se cierran muchas puertas. Y el secreto es saber elegir el momento adecuado para cada puerta, y la puerta adecuada para cada momento.
Abrir y cerrar son dos verbos simples, tienen un significado muy común, pero en este caso, estas dos palabras, se convierten en un auténtico juego de azar del que yo aun sigo intentando encontrar el manual de instrucciones que me sepa explicar la lógica simple, para saber jugar, acertar y ganar.
Como todo juego de azar, la suerte juega contigo, y va cogida de tu mano, pero seguramente en este juego tenga un bastante más protagonismo la razón de cada uno.

Tras esas puertas, puedes encontrarte habitaciones con luz o sin ella; cosas buenas o cosas malas; gente que merece la pena, y otras que no tanto. No siempre todo viene junto, y a veces, tenemos que separar y saber hacerlo bien.

Lo importante es saber siempre que la vida no es una sola puerta, sino un camino lleno de ellas. Puedes elegir bien, o elegir mal. Pero siempre teniendo en cuenta, que puedes encontrar una nueva puerta y seguir hacia delante.

Hoy, he tocado al timbre de una puerta que nadie abre. Se que hay una manera de entrar, y no me voy a ir hasta que lo consiga. Espero tener suerte, y alguna buena idea.